El 20 de Marzo se celebra el Día Mundial del sueño, y desde la Asociación Española de Psicogerontología queremos explicar las particularidades del sueño y los cambios que se dan con la edad así como destacar una serie de recomendaciones para mejorar su higiene.
No obstante, desde el Instituto de Medicina del Sueño se advierte que los trastornos del sueño “disminuyen drásticamente la calidad de vida de nuestros mayores, aumentan la probabilidad de padecer cuadros de ansiedad y depresión y, sobre todo, afectan a la memoria y órganos de los sentidos, pudiendo provocar serio deterioro cognitivo y reducción significativa de su autonomía para las actividades de la vida diaria, generando, por ejemplo, problemas de caídas y desorientación que, en ocasiones, han desencadenado accidentes incluso mortales”. Además, matiza Escribá que “los problemas de sueño más comunes a esta edad como el síndrome de apnea-hipopnea de sueño o el insomnio, pueden ser perfectamente prevenidos y, en su defecto, tratados de forma eficaz
Hábitos:
» Mantener un horario regular para acostarse y levantarse.
» Hacer ejercicio físico de forma regular durante el día, evitando hacerlo en las horas previas al sueño.
» Evitar el consumo de alcohol, cafeína y tabaco.
» Mantener una alimentación equilibrada evitando sobre todo las cenas pesadas.
» Es recomendable cenar alimentos que faciliten el sueño, como la leche y sus derivados, cereales, patatas cocidas, frutos secos, hígado, huevos, atún, plátanos y pasta.
Control estimular:
» Utilizar la cama solo para dormir. Evitar leer, ver la televisión, comer en la cama.
» Ir a la cama solo cuando se tenga sueño, no para “hacer ganas” de dormir.
» Si pasados 30 minutos no se consigue conciliar el sueño, es mejor levantarse y hacer cualquier actividad relajada, procurando no obsesionarse por el hecho de dormir o no, y cuando llegue de nuevo el sueño volver a la cama.
» Evitar las siestas y las cabezadas, es mejor mantenerse ocupado con una actividad relajada mientras se hace la digestión.
Condiciones ambientales:
» Crear un ambiente relajado en la habitación, aislándose de los ruidos que pueden perturbar el sueño y buscando la oscuridad.
» El dormitorio tiene que permanecer ventilado durante el día.
» Mantener una temperatura adecuada en el dormitorio, entre 17 y 22 grados.
» Ponerse ropa cómoda para dormir y utilizar una cama y un colchón que sean lo más confortable posible.
Además, durante el sueño, nuestro cuerpo produce determinadas hormonas; por ejemplo, dormir profundamente desencadena mayor liberación de hormona de crecimiento. Otros tipos de hormonas se liberan durante el sueño para ayudar a combatir las infecciones. Por eso dormir bien ayuda a evitar enfermedades y mantenerte sano.